lunes, 9 de marzo de 2009

Vendedores ambulantes, no tan ambulantes




Wilson Trujillo es un pereirano de 40 años empleado de una de las droguerías que se encuentra ubicada en el centro de la ciudad. Durante todo el día, Wilson debe realizar domicilios que despacha la droguería, por lo cual su oficio principal es recorrer las calles de Pereira a veces a pie y otras en moto. La calle 17 entre carrera octava y novena, es una cuadra que está plagada de vendedores ambulantes que impiden que el trabajo de Wilson se cumpla a la perfección, pues la cantidad de individuos que se movilizan, retrasan su trabajo y el de muchas otras personas que urgen llegar pronto a su destino. “Ellos se la pasan ahí ofreciendo calcetines y pretinas sin ni siquiera darnos espacio para caminar”, declaró Wilson.
La cantidad de vendedores que se estrechan entre sí para ofrecer a posibles compradores vestimentas como calcetines, camisetas, ropa interior, entre otros accesorios de uso diario es tal, que muchos de los peatones que utilizan esta vía para llegar a su destino se ven obligados a caminar por la mitad de la calle por donde transitan autos y motos que en el peor de los casos pueden ocasionar un accidente.
“Yo creo que lo mejor que podrían hacer con esos vendedores es ubicarlos en un espacio exclusivo para ellos pero lejos de los andenes, para que nos proporcionen más espacio mientras caminamos y no tengamos que movilizarnos por la calle”, manifestó Wilson.
En hechos pasados, se supo que cuando la doctora Maria Helena Bedoya fue alcaldesa de Pereira, los vendedores ambulantes que hoy se encuentran en la calle 17, habían sido reubicados en un lugar donde su trabajo no incomodaba a ningún transeúnte de la ciudad y además donde era más grato ofrecer sus productos a la comunidad, pero al parecer fueron ellos los que se rehusaron a trabajar allí pues su sueldo se redujo considerablemente.
Si bien es cierto que Pereira es una ciudad donde las posibilidades de trabajo son muchas, los vendedores ambulantes necesitan de los clientes que concurren la zona centro pues es allí donde su mercancía es consumida, sin necesidad de alquilar un puesto como el de muchos almacenes que se encargan de distribuir los accesorios que estos mismos venden a un bajo precio. Por lo cual, se ven obligados a atestar las calles de Pereira en busca de clientes que compren sus productos.
La única manera de darle fin a esta situación es reubicar a los comerciantes en un sector donde puedan vender de igual forma a como lo hacen en las calles. Esta sería una solución a la cantidad de personas que se amontonan en la calle 17 para conseguir el pan de cada día.

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